https://vanguardia.com.mx/binrepository/platicas_1-9350018_20240630042420.jpg
Era un sujeto intolerante, y por lo tanto intolerable. Tenía pocas ideas, y para colmo no las cambiaba nunca. Ya se sabe que los hombres de un sólo libro son temibles: él era más de temer, pues no tenía ninguno. Cabeza cuadrada, apenas un geómetra habría podido hacerle su sombrero.