Después de más de tres décadas de entrega y oración al servicio de la Diócesis de Nuevo Laredo, las Hermanas Oblatas de Jesús Sacerdote se retirarán oficialmente en agosto de este año, en medio de una creciente crisis vocacional que también afecta a congregaciones religiosas.
Estas hermanas, cuya misión principal es orar por los sacerdotes y seminaristas, además de colaborar en labores administrativas y vocacionales de la Iglesia local, llegaron a la ciudad en noviembre de 1989 durante el episcopado de Mons. Ricardo Watty Urquidi. Desde entonces, su presencia fue clave en el Seminario Diocesano, la secretaría del Obispado y, más adelante, en la Pastoral Vocacional.
La Diócesis reconoció que su salida representa una pérdida significativa, ya que durante la formación y desarrollo de esta Iglesia particular, congregaciones como la de las Oblatas jugaron un papel fundamental.
Actualmente, en la Diócesis de Nuevo Laredo hay 22 comunidades de vida consagrada activas, con 16 sacerdotes religiosos y 48 diocesanos, pero la disminución en vocaciones ha obligado a la congregación a cerrar su ciclo en la ciudad, en los mejores términos y con profundo agradecimiento.
El llamado ahora es a la comunidad católica a unirse en oración para que surjan nuevas vocaciones que fortalezcan el camino de la Iglesia en Nuevo Laredo y en todo el país.