La muerte de Vicente “C”, un adulto mayor de 87 años, no sólo es un hecho clínico: Es una señal de alarma. Su ingreso al Hospital General por deshidratación severa y abandono social, y el hecho de que nadie acudiera por él, retrata un problema que muchas veces se esconde detrás de puertas cerradas: la soledad forzada, la indiferencia familiar y la fragilidad de las redes de apoyo para personas mayores en Nuevo Laredo. En una ciudad donde existen instituciones, programas y discursos sobre cuidado, un hombre terminó muriendo sin acompañamiento, sin responsable y sin respuestas claras.
Llegó en condiciones críticas y nadie se hizo cargo
Vicente “C” fue ingresado al Hospital General la noche del 10 de diciembre, a las 21:21 horas, con un cuadro severo de deshidratación. El reporte de Trabajo Social establece que fue trasladado por una vecina identificada como Perla “A”, quien dijo que regresaría, pero nunca volvió.
Lo más grave no es únicamente el traslado improvisado: es lo que ocurrió después. Desde esa noche, ningún familiar se presentó a preguntar por él, a acompañarlo o a asumir responsabilidad sobre su estado de salud.
Diagnóstico que retrata la indiferencia
El diagnóstico de ingreso fue contundente: Senilidad, deshidratación y abandono social. No es una frase administrativa: Es una radiografía de cómo un adulto mayor puede quedar completamente expuesto, sin cuidado básico y sin protección real, hasta que el daño es irreversible.
Falleció al día siguiente; el Estado llegó después
Vicente “C” falleció el 11 de diciembre a las 14:15 horas. El deceso fue reportado por personal de Trabajo Social a las autoridades ministeriales, y agentes de la Policía Investigadora acudieron al hospital a las 09:35 horas para tomar conocimiento del caso.
La cronología deja una sensación incómoda: La intervención formal ocurre cuando ya no hay nada que salvar. Y mientras las instituciones registran horarios, un hombre se apagó sin que apareciera alguien que lo reconociera como familia.
Sin signos de violencia, pero con señales de abandono
Los agentes observaron el cuerpo en el mortuorio: Complexión delgada, cabello cano y vestido únicamente con un pañal desechable. No se apreciaron signos de violencia a simple vista, y se confirmaron como causas probables el estado de deshidratación y el abandono social.
Que no haya golpes visibles no significa que no exista violencia. El abandono, cuando deriva en deshidratación severa y muerte, es una forma de daño que rara vez se castiga, pero que destruye igual.
Necropsia y preguntas que no deberían quedarse en trámite
El cuerpo fue trasladado a una funeraria para la necropsia de ley. El procedimiento confirmará la causa médica, pero el problema de fondo sigue intacto: ¿cómo llegó Vicente “C” a ese nivel de desprotección?, ¿quién debía cuidarlo?, ¿por qué nadie respondió?, y ¿qué mecanismos reales existen para detectar a tiempo a adultos mayores en abandono antes de que terminen en un reporte ministerial?
